La politiquería y el clientelismo
La política ejercida para acceder a cualquier posición de poder del Estado o aun de la empresa privada, con miras a trabajar por el bienestar de la comunidad o para coadyuvar a cumplir los sueños de los fundadores de una empresa, de una fundación o de una corporación, son fines éticos y plausibles.
Formar una clientela, de la manera más ruin y egoísta, para acrecentar el poder político y económico en beneficio personal, para poner la cosa pública o privada a su servicio y apoderase indebidamente de los recursos de todos, de los recursos del Estado, de una corporación o de unos accionistas y entendiendo por clientela, la que se forma como resultado de las convenciones ilícitas que, uno o algunos ciudadanos, celebran con un gobernante o con un candidato a un puesto de elección popular o con el director de una empresa, en la que estos últimos se obligan, a vincularlo o a vincularlos como empleados de su administración, a cambio de votos, aun de sexo y, adicionalmente, a que estos les entreguen mensualmente un porcentaje de su salario; o entendiendo por clientela, igualmente, la que se forma cuando un gobernante o un candidato a un cargo de elección popular les promete, a unos industriales o a unos comerciantes, entregarles unas instituciones o unas empresas públicas, para que las manejen como que fueran sus dueños y para que hagan primar en ellas sus intereses económicos y no los de la comunidad o simplemente la de entregarles parte de la burocracia pública o asientos en unas juntas directivas, para que se enriquezcan o se apoderen de los secretos industriales de las empresas del Estado, para que así, esos clientes, puedan competirles a esas empresas del Estado de la manera más desleal, sucia y deshonesta posibles, o para que reciban información privilegiada; todo ello, siempre y cuando estos les cubran a los primeros los gastos de sus campañas politiqueras o simplemente les entreguen dinero o entendiendo por clientela, las criminales prácticas de algunos administradores de empresas del sector privado, quienes vinculan personal para que les coadyuven a defraudar, en su propio beneficio, los intereses de los accionistas, con asquerosas maniobras financieras, contables y bursátiles, no permite calificar a quienes participan en esas maniobras como políticos sino como promotores de prácticas delictivas, que no fueron las de nuestros abuelos y que nos mantienen sumidos en el subdesarrollo y en la podredumbre más espantosa. ¡Qué pérdida de valores!
Me gusta la juventud de hoy, estudiosa, exitosa y echada para adelante y son muchísimos los ejemplos que podríamos invocar, como el de Lady Diana Trujillo Pomerantz, la caleña que, con apenas 40 años cumplidos, lidera el proyecto de la NASA para conocer mejor a Marte, que orgullo el que, como colombianos, sentimos por ésta mujer, estudiosa e integra, quien alcanzó sus sueños trabajando duro y sin robarle nada a nadie y mucho menos haciéndole nada malo a nadie, todo lo contrario, es una mujer que coadyuva en la lucha por el bienestar de la humanidad y por el de las generaciones por venir. ¡Qué buen ejemplo para nuestra juventud!
Cuando Daniel Quintero Calle, un joven estudioso y meritorio, abrazó una de las misiones más importantes de la concejala María Paulina Aguinaga Lezcano, mi candidata a la alcaldía de Medellín, la de rescatar, en favor de la comunidad, a epm de quienes estaban destruyendo a esas empresas y compitiéndoles sucio, en su propio beneficio, pensé en votar por él, pero desistí de hacerlo, el día en que me di cuenta de que era un mentiroso de miedo, un tartufo, peor que los que yo esperaba que Quintero reemplazara y aún más mentiroso que el peor presidente que de Colombia ha sido, pues es un sujeto dispuesto a votar por el diablo o por un personaje como Maduro o Petro que es lo mismo o muchísimo peor.
Al darme cuenta, hoy en día, que, Quintero Calle, está incurriendo en las sucias prácticas politiqueras y clientelistas que denunció, para garantizar, con los recursos del municipio, la permanencia de sus áulicos en el poder, no vacilaré en votar con miras a revocarle su torcido mandato, pues engañó a sus electores, para hacerse a la alcaldía y dar así, de mala fe y con sus mentiras, al traste con la candidatura de su contradictor político, con la de mi candidato, con la del doctor Alfredo Ramos Maya, por quien voté, de la misma forma, ruin y miserable, como Santos realizó un montaje judicial y criminal contra Oscar Iván Zuluaga, para robarle las elecciones, tanto a él como a nosotros, sus electores. ¡Qué asco!
Rechazamos, en una palabra, las masacres laborales del alcalde en epm, en el Jardín Botánico, en Ruta N y en muchas otras dependencias municipales, para acrecentar su poder clientelista, corrupto y corruptor.
Como bien lo sostuvo el procurador saliente, “…Ningún servidor del Estado, o particular que ejerza funciones públicas, salvo que esté autorizado legalmente, podrá participar en política, tampoco utilizar el cargo para favorecer o respaldar causas políticas de aspirantes a cargos de elección popular; usar su empleo como medio de presión sobre los ciudadanos para favorecer una determinada causa o campaña; hacer uso de la autoridad de la cual están investidos para ponerla al servicio de una causa política” y menos aún “…; usar la capacidad contractual del Estado o sus instituciones para influir en favor de una causa política; …. Ni tampoco “…propiciar eventos o reuniones institucionales para patrocinar apariciones o causas de personas con aspiraciones electorales o políticas; presionar a particulares, subalternos o contratistas a respaldar una causa o campaña política, o influir en procesos electorales de carácter político partidista, o ejercer influjo sobre jurados de votación; ejercer sus competencias para inclinar de forma ilegítima la actuación de Estado a favor de una determinada corriente o movimiento político”. ¿Qué cosa monstruosa planean el alcalde y el grupo de los comunes, encabezado por Timochenko?
Coletilla 1.- Los dineros corruptos.- Está probado que la campaña de Santos recibió dineros de Odebrecht y que con esos dineros sucios y con la ayuda de una fiscalía corrupta y fabuladora, ente investigador que acusó injustamente, de toda suerte de delitos, a Óscar Iván Zuluaga Escobar, el contradictor político del Nobel de la trampa, para torcer así como torcieron la voluntad de los colombianos en las urnas y derrotar, en la segunda vuelta, al referido candidato del Centro Democrático; práctica inmunda que también utilizó ese nefasto gobierno, para hacer que triunfara el plebiscito cubano, en el cual primó el NO; decisión democrática, en la que, el cacas de Santos, se defecó, para que primara el corrupto, violento y mal llamado acuerdo de paz, pues la guerra no ha cesado un minuto siquiera.
¿Cuánto daño nos causan esos dineros corruptos a los colombianos y a la democracia, como los de Soros, que impulsan a organizaciones como Human Rights Watch, para desprestigiar injustamente a nuestras fuerzas armadas y de policía, para que triunfe la subversión castrochavista? ¿Cuántos daños le causan a nuestra democracia los dineros de Soros, de los rusos, chinos, cubanos, venezolanos y de grupos de narcoguerrilleros, para que primen sus sucios intereses sobre los de los colombianos, cada vez más jodidos por la pandemia?
Coletilla 2.- Las mentiras de las ONGs.- Lo mamertos, sus ONGs y los colectivos afectos a la causa criminal de las FARC, están fabulando los muertos del conflicto y ya hablan de 6.000 falsos positivos, los que solo existen en su imaginación, pero ignoran los crímenes de sus defendidos, como nos lo recuerda el doctor Álvaro Ramírez González, pues según las cifras, las FARC ─ los comunes o los progresistas─ los carniceros del pueblo colombiano, deben responder ante la JEP, por: 220.000 personas asesinadas; 25.007 personas desaparecidas; 5.712.000 personas desplazadas; 16.340 asesinatos selectivos; 1.982 masacres; 27.023 secuestrados; 1.754 actos de violencia sexual y 6.421 reclutamientos forzados , sin que mencionemos siquiera los crímenes contra el medio ambiente y ahora, estos sinvergüenzas, posan dizque de “decentes”.
José León Jaramillo Jaramillo es abogado litigante, reconocido columnista de opinión . Además, ha ocupado importantes cargos en los sectores público y privado, como que fue procurador general de la nación (e). Leer más.