«Las palabras de la senadora Sandra Ramírez constituyen una violación a los acuerdos de paz, porque ellos se comprometieron en el sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición a respetar la dignidad de las víctimas que son el centro del acuerdo. Estas revictimizaciones ameritan que la JEP los expulse y les quite todos los privilegios» Sigifredo López Tobón exdiputado de Valle. Sus 11 compañeros fueron asesinados a balazos, por la primera línea de las Farc, en una marranera y amarrados.
Los Estados están regidos por leyes y a ellas estamos sometidos sus habitantes, desde antes de que Dios nuestro señor, le entregara a Moisés, en el monte Sinaí, dos tablas de piedra en las que se encontraban escritos sus diez mandamientos, los que conforman el conjunto de normas más conocido y probablemente el más importante de todo el Derecho, para preservar la civilidad.
No matar, no robar, no mentir, no rendir falsos testimonios, honrar nuestros compromisos, darle a cada uno lo que le corresponde, respetar la división de poderes y a las autoridades (“Al César lo que es del César…”), etc., pues del cumplimiento de estas y de otras normas, depende una vida pacífica. Qué no todos están de acuerdo con cumplir las anteriores disposiciones es una verdad de a puño, pero la mayoría, salvo los delincuentes, los Petros, los Comunes, los narcoguerrilleros y los jueces gramscianos, si lo estamos.
Hemos asegurado que en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, cuando las juventudes y la sociedad civil salen a las calles a protestar, por la falta de oportunidades y el hambre que las afligen, por el incumplimiento de las promesas de sus gobernantes (unos delincuentes), por la destrucción de la democracia participativa o, simplemente, para rechazar a las inmundas tiranías a las que se encuentran sometidos, no son dirigidas por ningún salvaje del ELN, de FECODE o de la Colombia Demoniaca y, por lo tanto, en esos países esos marchantes, absolutamente desesperados, se ven obligados a enfrentan a las fuerzas represivas del orden criminal, pero sin que se nunca se les hubiere ocurrido ─ a ninguno de ellos─, lazarles cocteles Molotov a la Policía, ni destruir la infraestructura bancaria o de trasporte, ni aterrorizar al pueblo con bloqueos criminales a las vías de suministro, ni incendiar los comercios, utilizando para ello bandas delincuenciales, primeras líneas o a los indios salvajes, sometidos a la esclavitud de las guerrillas ─ grupos delincuenciales que en esos Estados no existen ─ y, sin embargo, en esos países socialistas han muerto centenares de miles de opositores, como recientemente sucedió en Cuba, cuando unos grupos de fusileros cazaron, como a conejos, a los protestantes y ello hasta disolver las precarias manifestaciones que se desarrollaban en la isla. A los líderes de esas marchas pacíficas, los acabaron, asesinándolos, a punta de pistola, en sus casas y frente a su hijos, hasta que se acalló toda voz de protesta en las redes sociales. Mírenlo en Internet, los comunistas han asesinado a más de cien millones de personas, en el mundo.
¡Qué ejemplo de tolerancia y de respeto por la opinión de los demás” ¡Qué democracia”! ¡Qué liberalismo! ¡Qué tierra prometida tan hermosa y que futuro económico tan boyante y prometedor el que nos ofrecen los comunistas, como el Mono Jojoy, los de la Colombia demoniaca o la negra Piedad!
Nos ofrecen un gobierno de bandidos, el sueño de Pablo Escobar, quien, como el Mono Jojoy o Timochenko, se creía un defensor de los más humildes!
Pero para poder entregarnos ese “paraíso” e imponernos una tiranía comunista igual a cualquiera de las que hicimos mención, estos comunistas predican que toda forma de lucha para destruir nuestra imperfecta democracia es válida, porque no tiene principios ni valores. Los valores son para el pueblo y ellos consisten simplemente en que los ciudadanos los adoren como los lavaperros lo hacen con sus narco patrones y por ello secuestran, traquetean, violan niñas y menores edad, vuelan pueblos, roban ganado, fomentan el narcotráfico y últimamente, lo que tiene feliz a Santos, quien clamaba por el terrorismo urbano, se dedican al asesinato de colombianos con los servicios de los centenares de delincuentes y asesinos que liberó Maduro de su cárceles, las que necesitaba para encerrar a sus opositores, con la condición de que se vinieran a delinquir a Colombia, utilizando la técnica de pegarles un balazo en la cabeza a sus víctimas, para luego despojarlas de todo lo que tengan encima y así han asesinado a varios policías y a centenares de colombianos en Bogotá y en otras ciudades, para generar el caos que se está extendiendo por todo el país y frente a la mirada complaciente de las cortes, del congreso, de las asustadurías, de la Defensoría del Pueblo y de algunos jueces que se volvieron tolerantes con el crimen, para dedicarse, más bien, a desprestigiar al Ejército y a la Policía, para ayudarles a los comunistas y por ello estamos viviendo un caos espantoso, que disparó la criminalidad a niveles nunca vistos y del presidente ni hablar pues los pusilánimes y los descaracterizados nunca han hecho parte de la solución, sino de problema.
Los comerciantes y los ciudadanos nos debemos armar para defender nuestras propias vidas y nuestros empresas, ello en ejercicio de nuestra legítima defensa, pues, como decía Maggiore, esta “…consiste en el derecho que tiene cada uno para rechazar la agresión injusta, cuando la sociedad y el Estado no pueden proveer a su defensa” y la sociedad no puede proveer a nuestra defensa, porque el Estado desarmó a los ciudadanos de bien y no puede proveernosla el Estado, porque los jueces se dedicaron a satanizar al Ejército y a la Policía, en su incapacidad para regular su legítimo accionar y para congraciarse con los mamertos. Con otras palabras, estos secuestraron la espada de la justicia. ¡Sálvese quien pueda!
El Centro Democrático debería presentar un proyecto de ley para revivir como tipo punible la apología de delito, para penar a quienes presenten y les hagan homenajes a unos asesinos y criminales, como Pablo Escobar o a otro peor como al Mono Jojoy, cuyas conductas satánicas y sus crímenes atroces y de lesa humanidad claman venganza al cielo, pues nos ofende que nos los presenten como ciudadanos ejemplares, para que las juventudes imiten sus conductas criminales y garantizar la repeticion de esas conductas genocidas.
La norma podría ser similar a la del 36: “Artículo primero: El que de manera pública y directa haga la apología de un delito o género de delitos, será condenado a la pena de prisión de uno a tres años y a la de multa de veinte a quinientos salarios mínimos legales mensuales.”
!El acuerdo de paz y el Nobel de Paz, son una engañifa, una farsa mentirosa una vergüenza para Noruega y para Colombia!
Coletilla: El Ejército debe revisar sus estrategias de combate, para detener los atroces asesinatos de nuestros héroes, para los que se utilizan minas y explosivos. Es necesario incrementar la inteligencia y las redes de informantes y, lo más importante, concentrar el mayor número de tropas posible en un punto, por ejemplo, en el Valle, hasta debilitar al enemigo cubano. Nuestro Ejército se tiene que dar cuenta que China, Rusia e Irán están financiando y armando hasta los dientes a Cuba, a Venezuela y a Nicaragua, para que ataquen a Colombia con las narco guerrillas cubanas y corrompan las elecciones a través de la compra de votos, para hacerse así con nuestros recursos naturales, como ya lo hicieron con los de Venezuela! !Ojo con el 2022!
José León Jaramillo Jaramillo es abogado litigante, reconocido columnista de opinión . Además, ha ocupado importantes cargos en los sectores público y privado, como que fue procurador general de la nación (e). Leer más.