La legítima defensa durante las marchas vandálicas de Petro, la Minga y Fecode

¿Progresistas y fascistas?

 “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre” Sultana Aixa, a su hijo Boabdil el Chic, rey islámico de Granada, cuando les entregó la ciudad a los reyes católicos.

No nos dejemos imponer la voluntad de unos guerrilleros al servicio de Cuba y del comunismo internacional, a las patadas. En ejercicio de nuestro derecho a la legitima defensa, acudamos a las armas para defender nuestras vidas, honra y bienes, durante las jornadas violentas de este mes.

Colombia sería un país espectacular, sino fuera por la corrupción de sus autoridades, de muchos de sus comerciantes, banqueros e industriales, por la violencia guerrillera y la criminalidad, hoy extendidas por campos y ciudades; todo ello debido a la debilidad de la justicia y a la carencia de un buen sistema carcelario y por las divisiones internas y el debilitamiento, en general, que al Ejército y a la Policía les causó el gobierno comunista anterior. Adicionalmente, porque de sus cincuenta millones de habitantes, unos cinco millones sufren pobreza multidimensional y de estos, según la FAO, 2.4 millones de personas padecen el flagelo del hambre.

No obstante lo anterior estamos mejor que en Venezuela, donde un “…90% de la población Venezolana no tiene ingresos suficientes para comprar alimentos”, ni drogas, ni nada, como lo refleja la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi),  realizada en ese país, en el periodo 2019-2020 y cuyos resultados nos muestran que:“….un 96, 2 por ciento de los hogares venezolanos es pobre y un 79,3 por ciento está en pobreza extrema, pues sus ingresos no les permiten costear la canasta alimentaria…”, ello solo me produce lágrimas. En Venezuela la inflación es del 1.435%, mientras en Colombia no llega al 4%.

Con otras palabras, económicamente hablando, el «extraordinario» modelo económico Petrocastrochavista destruyó a Venezuela, que está arruinada, pues ya ni tiene ni Petróleo y, por el contrario, Colombia es la cuarta economía latinoamericana y, por lo tanto, está mejor que la Argentina, destruida por los Kirchner, quienes aplicaron el mismo modelo y por ello está al borde de la hambruna, pues ya no tienen ni carne; que Nicaragua, arruinada y con hambre por culpa de Daniel Ortega; que Cuba, destruida y convertida en una prisión y en un gigantesco tugurio por los Castros, que ya no produce azúcar ─gratis no quiere trabajar nadie─; que Bolivia, debilitada por Evo Morales y, por lo tanto, siguiendo la misma receta económica destructiva, la meta de los de la “Colombia Inhumana” es destruir todo lo logrado en Colombia, para que aquí vivamos peor que en Cuba y en Venezuela y poder festinar, entonces, con nuestros recursos en favor de los cubanos, de los iraníes, de los chinos y de los rusos. ¡Ah no, El Paraíso!

En su afán de lograr la ruina para todos los colombianos, Petro y Fecode necesitan estudiantes bien brutos, que no tengan ambiciones, que no quieran prosperar, que fomenten el odio, que tiren piedras, que maten o lesionen policías y para ello igualmente necesitan que se paralicen la educación, la justicia y la salud, para que haya inconformidad entre las gentes, a ver si votan por ellos, para nunca devolverles el poder, el que defenderán, “per saecula saeculorum”, con la violencia y con los médicos torturadores cubanos y por ello quiere protestar diariamente despilfarrando millones de pesos en cuñas de radio y mensualmente adelantar manifestaciones vandálicas y ataques infames a la fuerza pública ─ A propósito ¿de dónde saca Fecode tantos millones para invitar a subvertir el orden público o es qué simplemente despilfarran recursos multimillonarios de los aportes de los docentes, que deberían tener un mejor destino? o ¿Será que Faracol les regala las cuñas?─ En este país hay muchas cosas por las que protestar y todos podemos hacerlo, yo lo hago diariamente, pero sin asesinar a nadie y sin destruir nada y, como es obvio, los mamertos tienen igualmente el derecho a hacerlo, pues es indiscutible que cualquier “…parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente…”, como expresamente lo permite el artículo 37 constitucional, pero léase bien, reunirse pacíficamente, no vandálicamente, como lo promueven Cuba, las FARC, el ELN, Petro, La CUT, La MINGA y FECODE, en sus esfuerzos por destruir el país, para socializarlo, empobrecernos y ESCLAVIZARNOS a todos, a las patadas.

Asistir a una manifestación, para atacar policías y destruir bienes de terceros y del Estado son delitos de la mayor gravedad (Arts 429 y 265 CP), pero como a la Corte no le interesan sino lo que les pase a los manifestantes de izquierda y no a los demás ciudadanos y muchos menos a los policías, hemos de recordar que durante las Petro manifestaciones vandálicas, fueron lesionados 376 policiales, ello en el 2019 y el 2020, tres de ellos fueron asesinados por los manifestantes “pacíficos” y se contaron 234 heridos. Las manifestaciones de esas bestias le han costado a la ciudad de Bogotá multimillonarias sumas de dinero, la destrucción de Transmilenio alcanzó los 15.000 millones, la reparación de los 56 CAI cerca de 17.000 millones de pesos sin contar los daños a los particulares que pueden alcanzar los 50.000 millones de pesos. Ese es el balance de las petrobestias, pero algunos amigos me dicen que no estoy ni tibio, puesto que esos valores son muy superiores.

La alcaldesa de Bogotá, como buena mamerta que odia a la policía, quería acabar con los CAI para montar dizque bibliotecas, pero las comunidades, que quieren a la policía y que se sienten desprotegidas ante la criminalidad reinante, la aliada de la izquierda, rechazaron con firmeza su propuesta y exigieron la presencia de las autoridades y la reconstrucción de los CAI y es así como las comunidades han ayudado a la reconstrucción de algunos de ellos.

No se nos olvide que las guerrillas se apoderaron de los campos colombianos, porque el Ejército se dedicó a desarmar a los campesinos, para luego demandar solidaridades heroicas de los inermes. Detectado este grave error el Gobierno tuvo que implantar, ya tarde, la figura del soldado campesino. En Perú Alberto Fujimori, por el contrario, armó a los campesinos y allí mantuvieron a raya a la guerrilla que dirigía Manuel Rubén Abimael Guzmán, hoy, por fortuna, tras las rejas. Posteriormente el General Naranjo, el de la Habana, nos desarmó a todos los civiles y ahora Petro y las FARC, quienes cuenta con brazos armados, pretenden desarmar a la Policía, para tomarse el poder. ¡No jodas!

Pobres policías, tener que soportar que cada mes los muelan a piedra y a palos. A la Corte poco o nada le importaron los asesinatos de los policiales, ni los heridos, ni los daños, ni los destrozos en la capital y otras ciudades, ignorando que » Las autoridades de la República están instituidas para proteger a TODAS las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares (Art. 2 CP) y, por lo tanto, yo quisiera ver cada mes a los magistrados de la Sala Civil de la Corte, a los que no salvaron el voto de la cuestionada sentencia de tutela, acompañando, vestidos de policías, a un piquete de estos nobles servidores de la patria, a los enemigos naturales de la delincuencia, de Petro y de las narcoguerrillas, a realizar su trabajo, no el de controlar a un grupo de manifestantes pacíficos, sino el de controlar a unas turbas de malandros, guerrilleros y estudiantes, pagadas por las narcoguerrillas, para que reciban las piedras y los cocteles molotov que aquellos les lanzan, mientras les gritan “!Asesinos! tombos hijueputas, malparidos”, para ver cómo reaccionarían cuando unas de esas piedras les abra las cabezas o les dañen las rodillas o les fracturen algunos de su huesos o se vean prendidos con un coctel Molotov o cuando ya fatigados, por el fragor del combate, otra turba los muela a palos o cuando se enteren de cuantos policías cayeron por el accionar criminal y salvaje de esos vándalos, que no manifestantes pacíficos, ¿Qué harían esos nobles magistrados? ¿Utilizarían algún arma para defenderse? ¿Acaso no son vengativos como los demás seres humanos? ¿Acaso no dijo un magistrado que prevaricar era válido en el ejercicio de la legitima defensa que debían ejercer contra Uribe?

Los vandálicos y criminales ataques de unos grupos de psicópatas contra los policiales, las estaciones de policía, Transmilenio y centenares de establecimientos comerciales hasta destruirlos con piedras, varillas, palos y cocteles molotov, legitimaban y legitiman el uso de la fuerza, legitiman el uso de las armas de la república, por parte de los policiales o de los propietarios de esos establecimientos, máxime cuando los ataques se dirigen contra personas, contra seres humanos y sus patrimonios.

Ya no más ataques a policiales ni a entidades bancarias. Salgamos todos a defender a la Policía y que los bancos y los comerciantes contraten vigilantes privados para proteger sus bienes.

Petro de decente no tiene un pelo, es un ser despreciable. Este nuevo lenguaje de la izquierda es un “Cambalache”, nos quieren igualar a todos y no todos somos iguales. A quienes salen a masacrar policías y a vandalizar las ciudades los tildan de progresistas y de decentes y a los ciudadanos que trabajamos duro y acatamos la ley, de fascistas.

Al amanecer del nueve de abril de 1948, hace ya 72 años, terminó la última audiencia del doctor Jorge Eliecer Gaitán, como penalista, en la que logró un sentencia absolutoria en favor del teniente del Ejército Jesús Cortés Poveda, quien muy molesto por una publicación del diario la Voz de Caldas, en la que se aseguraba que él le había pegado una cachetada, en público, a un soldado de la Republica, le solicitó al periodista Eudoro Galarza Ossa, que rectificara esa información y como el periodista se negara a hacerlo, le propinó dos disparos, causándole la muerte. La defensa de Gaitán consistió en alegar que el militar obró en legitima de defensa de su honor mancillado.

La orden de la Corte al gobierno de pedirles perdón a los marchantes es igualar a los vándalos con todos los policías y ello atenta injustamente contra su honor policial y su debido proceso; la cuestionada providencia es una condena contra el gobierno y la policía, sin haberlos investigado siquiera, condena que los hace responsables de las muertes, de los heridos y de todos los daños acaecido en la capital y ello ni es verdad, ni es legal, ni es justo, como que adicionalmente es mecha incendiaria, en cuanto les brinda un espaldarazo a los vándalos para que incrementen su accionar criminal, como porque no dispone nada ni propone nada, para acabar con los policías heridos y los bienes de otros ciudadanos y menos para que se cumpla el mandato constitucional de marchar pacíficamente. Es una providencia anárquica. La Corte, en ejercicio de la colaboración armónica que le manda la constitución, debió reunirse con el gobierno y con la policía, para acordar mecanismos para pacificar las marcha y no proceder a las volandas, a destruir la imagen de las autoridades, con la que debe colaborar armónicamente.

Los policías, los comerciantes y los ciudadanos nos debemos defender, ese es nuestro deber y además los ciudadanos debemos defender a nuestros policiales no del accionar de los manifestantes pacíficos, sino del accionar de las petrobestias.

¿Qué haría usted amable lector si un grupo de malandros llega a incendiar a destruir su casa con cocteles molotov y con piedras. La policía no lo va a poder defender pues ya la Corte la amarró, pues para ella los derechos de los vándalos priman sobre los de los demás.

Usted amable lector, querido comerciante, debe armarse y en su barrio conformar grupos de defensa con sus amigos, no para atacar a nadie, sino para defenderse del accionar criminal de las bestias, de esos grupos de delincuentes salvajes, con miras defender su vida, las vidas de sus familiares y amigos y sus patrimonios y lo mismo debe hacer la Policía nada de irse desarmados para manifestaciones de criminales.

¿Cuándo usar un arma de fuego? Vámonos por la línea más dura. El manual de Reglas y Normas Internacionales Aplicables a la Función Policial, publicado por el CICR, sobre el uso de las armas letales consagra lo siguiente, de manera puntual: “…Por lo tanto, para las situaciones de orden público, las armas de fuego no deben considerarse como una herramienta táctica, sino como un recurso excepcional y de última instancia en respuesta a situaciones individuales que amenazan con causar muertes o heridas graves, y deben utilizarse exclusivamente cuando todos los otros recursos se han mostrado ineficaces.” (las subrayas son mías), todos los policías que fueron atacados en los centros de atención inmediata debieron haber utilizado sus armas, es que a las autoridades hay que respetarlas. En ninguna parte del mundo y muchísimo menos en Cuba, la nación carcelera, torturadora y más violenta del planeta, la policía acepta ser agredida. Esta posición del CICR es la que refuerza mi argumento, el de que los policías no pueden asistir desarmados a las manifestaciones, porque tiene que proteger las vidas y los bienes de otros ciudadanos, amenazadas por los petroterroristas cubanos.

Es más, nos debemos armar para salir a defender a nuestros policías como bien los exponía Francesco Carrara: “…La ley natural de la cual emana el derecho de penar que corresponde a la sociedad, no puede contradecir a la ley natural que nos obliga a auxiliar a nuestros semejantes. Prohibirles a los ciudadanos que acudan en socorro de un inocente agredido no es defender a los derechos del hombre, sino a sus injusticias, no es servir al orden, sino al desorden.” y así lo ratifica el profesor brasilero Marcelo Jardim Linhares, en los siguientes términos: “… cuando falta la tutela social, el derecho a defenderse es un derecho natural, pues sino crecería la audacia de los malhechores y peligraría la seguridad de todos.”

Es que la legitima defensa ha sido reconocida y aceptada por todas las legislaciones y aun por la Iglesia Católica, desde los primeros tiempos, tanto para la defensa de la vida como para la defensa de los bienes.

Hace ya más de 26 años, el profesor Julio Villalba aseguró:  “…ahora cuando la justicia ha llegado a un estado de degeneración, casi total, yo, el individuo, SINO TENGO QUIEN ME DEFIENDA, debo, con más veras, ejercer fuertemente mi derecho de defensa, pues la universalidad jurídica contempla ese derecho.” (Mayúsculas fuera de texto)

“Toda violencia, dice Hegel es la negación del derecho, y yo al defenderme, niego la negación y restablezco mi derecho. Toda agresión injusta ataca mi derecho, y yo puedo reaccionar para contrarrestar esa violencia, ese ataque injusto.”

El numeral 6° del artículo 32 Código Penal Colombiano, la Ley 599 de 2000, establece como una de las causales de justificación del hecho punible, el ejercicio de la legítima defensa, ello en los siguientes términos: “Por la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente, siempre que la defensa sea proporcionada a la agresión”. (Está prohibido agredir policías y destruir a Transmilenio y, por lo tanto, esos hechos no son justos, pues la violencia es la negación de la justicia y del derecho.)

Maggiore asegura que la legítima defensa: “Consiste en el derecho que tiene cada uno para rechazar la agresión injusta, cuando la sociedad y el Estado no pueden proveer a su defensa” y esto es lo que tienen que alegar los policías. ¡Que dispararon, claro; ello pues la gente ante los ataques violentos de las bestias criminales, de los terroristas, cuando no las pueden controlar, se exceden en el uso de la fuerza y ello es elemental. Lamentablemente en Colombia la Corte no contempla esa figura, consagrada por el artículo 65 del Código Penal venezolano, en los siguientes términos: “Se equipará a la legítima defensa el hecho con el cual el agente, en estado de incertidumbre, temor o terror traspasa los límites de la defensa.”, tal es el caso de la señora que embistió con su vehículo a unas petrobestias, en Bogotá o el de los policiales que dispararon, amenazados por las turbas y para eso son las armas, como decía Napoleón, para igualar a los hombres ¿Qué más podían hacer?

Finalmente amable lector cuando el plebiscito, los del NO, marchamos pacíficamente que es lo que la constitución nos permite, pero los ciudadanos deben entender que cuando Petro o Fecode, quienes quieren imponer un sistema socialista a las patadas para esclavizarnos y despojarnos de lo poco que tenemos, invitan a las juventudes a marchar, esperan que estas vandalicen a las ciudades y por ello nadie prudente debe asistir a esas manifestaciones, debe quedarse en su casa. Con los comunistas no hay debate, ellos imponen con la violencia, con la fuerza de las armas, sus ideas, ellos vencen pues son incapaces de convencer. Es indiscutible que la Policía debe obrar contra el perturbador del orden público y no contra quien ejercite legalmente sus derechos, pero hay que entender que el accionar violento de estos mal pagados e irrespetados servidores, aun por la Corte, se da en el fragor del combate, de donde nadie prudente debe asistir a esos aquelarres de la izquierda. Ese fallo va a desatar más violencia, pues las gentes no estudian el fallo, lo único que entienden es que Corte aplaudió a los malandros y justificó su accionar vandálico. ¡Esperen lo que se viene! Rescato y aplaudo los dos honrosos salvamentos de voto, de los magistrados Álvaro Fernando García Restrepo y Alonso Rico Puerta, los que comparto plenamente. Vale la pena leerlos, lo mismo que la columna del exprocurador Juan Manuel Charry Urueña.

No más ataques mensuales de Petro a su enemiga natural, a la Policía. Que el pueblo se exprese en las urnas si quiere más manifestaciones de Petro y de Fecode o de la Minga y que se le pregunte al pueblo si la policía debe impedir y controlar las marchas violentas con la fuerza o no.

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