¡El veneno está en Soacha!

¡A la fiscalía le quedó grande la investigación del magnicidio!

Al oído del señor Fiscal

La fiscalía no solo NO investiga el magnicidio de Galán, sino que violenta el debido proceso de los investigados y de paso los tortura.

Se inicia otro capítulo del circo mediático en que convirtieron la muy ineficiente y politizada investigación sobre el magnicidio del doctor Luis Carlos Galán Sarmiento, circo mediático que, cada año que pasa, fortalece las campañas políticas de los Galanes, quienes, al parecer, ya tienen alianzas con Fajardo, un candidato que cree que con el erario se festina como que fuera propio.

Como lo informaron los grandes diarios nacionales esta semana, “… por cuenta de la decisión de un fiscal delegado ante el Tribunal se revocó un fallo (sic) de primera instancia que ordenó el archivo de la investigación contra los entonces teniente XXX1 y el mayor XXX2. Las sospechas recaen porque el primero tendría alguna relación con los allanamientos y la detención de varias personas que luego fueron declaradas inocentes por los hechos que acabaron con la vida” del doctor Galán. “…XXX2, era subjefe de la Sijin de la Policía de Cundinamarca y “aparentemente era parte de la organización de Gonzalo Rodríguez Gacha y, todo apunta, a que participó en el plan criminal contra el líder político…” y “tendrán que responder por ser los presuntos responsables de los delitos de homicidio y tentativa de homicidio.” Ya están condenados y sino, la fiscalía puede desde ya celebrar, porque el honor y el buen nombre de estos investigados quedaron por el suelo.

No transcribo sus nombres por respeto, pues es deber constitucional de todos los colombianos, el de presumir la inocencia de los investigados, dado que el artículo 29 de nuestra norma de normas, de manera perentoria, manda: “…Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable.” Y por ello, entre otras razones, el artículo 14º de la ley 600 de 2000, contentiva del procedimiento bajo el que debe rituarse esa investigación y su juzgamiento, dispone que “…La investigación será reservada para quienes no sean sujetos procesales…”.

La prensa vela porque se haga todo lo contrario, pues lamentablemente se convirtió en la primera instancia politiquera, más agresiva de la justicia, en una destructora de honras. ¡Qué asco ver una prensa lejos de la verdad!

¿Quién más, sino la fiscalía, es la que le está filtrando esas informaciones a la prensa, para armar el circo mediático y dar al traste con la presunción de inocencia que cobija a esos investigados, a los que, desde ya, condena y somete al escarnio público ─ pena inexistente─, sin haberlos indagado siquiera? !Que falta de lealtad procesal! ¿Lo hará siguiendo instrucciones de los Galanes o de Gaviria, quienes son los que más réditos le han sacado al magnicidio y a los shows mediáticos permanentes?

Se recordará que la fiscalía está politizada hasta los tuétanos y que los Galanes recibieron más de 140.000 millones de pesos para una fundación, que hasta donde me alcanza, no ha rendido cuentas, las que debió haber rendido, ello ante las denuncias por contratos adjudicados a dedo, para financiar campañas políticas y es más, estos, los Galanes, deben rendirlas y confirmarle a la ciudadanía si es o no cierto que disolvieron y liquidaron esa fundación para no hacerlo.

En el 2013 sucedió algo igual. Con la ayuda de la gran prensa, acabaron con la honra, el buen nombre y el prestigio de un general, para presentarlo ante la comunidad como un hampón, como un asesino, como un hombre vulgar y como un auxiliador del narcotráfico ante la sociedad, sin contar, para hacerlo, con prueba sólida alguna y eso debería investigarse. Ese general fue acusado por falsos testigos y testigos mentirosísimos y, desde hace algunos años, se le viene investigando en contra de la ley, pues en clara vía de hecho se le ha violentado a éste y a otros investigados, su debido proceso, por parte de la fiscalía.

En otras palabras, en las del doctor John Posada Orrego, distinguido penalista y profesor de la facultad de derecho de la UdeA y si soy fiel a ellas: si bien es cierto que por haber declarado la fiscalía, en el 2011, el magnicidio del doctor Galán como un delito de lesa humanidad, lo que impide, según la CSJ, la imprescriptibilidad de la acción, manteniéndola en cabeza del ente investigador, para que éste pueda vincular a otras personas a la investigación y agotar la búsqueda de responsables, hasta cuando lo considere necesario; sin embargo, no es menos cierto que cualquier persona que sea vinculada a ella, tiene derecho a un debido proceso, expresado en la preexistencia de la ley y en las formas propias del juicio (artículo 29 C. Política), lo que implica, en este caso, darles aplicación a las normas procesales consagradas en la ley 600 de 2000 (Código de Procedimiento Penal que rige dicha investigación), normas que no quedaron derogadas por la declaratoria de imprescriptibilidad y puntualmente en lo que dispone el artículo 329 de dicha codificación, norma que, con claridad meridiana, manda: “El término de instrucción no podrá exceder de dieciocho (18) meses a partir de la fecha de su iniciación. No obstante, si se tratare de tres (3) o más sindicados o delitos, el término máximo será de veinticuatro (24) meses. Vencido el término de instrucción, la única actuación procedente será la calificación.” ─ bien precluyendo en favor del investigado o profiriendo resolución de acusación (llamamiento a juicio) en su contra─.

Con otras palabras, la señora fiscal, quien solo contaba con 24 meses para investigar a ese general y a otras personas, ya lleva más de siete años haciéndolo y, lo más grave, después de haber perdido la competencia para hacerlo y, lo peor, piensa seguir haciéndolo “per saecula saeculorum”, pasando por alto, igualmente, que el artículo 15 procesal, le manda queToda actuación se surtirá pronta y cumplidamente sin dilaciones injustificadas. Los términos procesales son perentorios y de estricto cumplimiento., o ¿será que estoy equivocado y qué existe alguna norma o alguna jurisprudencia que, en virtud de la imprescriptibilidad, le permita al fiscal instruir hasta el día de la muerte del investigado? ¿Existen las investigaciones eternas en contra de una persona?

Investigar así es una forma de tortura que destruye psicológicamente no solo al investigado sino a toda su familia, “pues es indiscutible que la condición del hombre a quien se investiga o se acusa, es absolutamente angustiante y desesperante”, no solo para él sino para toda su familia, dado que para esos sujetos procesales y sus familiares pende, como una espada de Damocles, una amenaza permanente de condena y de pérdida de la libertad, insisto, sin que podamos olvidar que en cada aniversario del magnicidio vuelve el show y en el se repiten las acusaciones infames, de las que los acusados no se pueden defender y por ello, esa conducta de la fiscalía y en veces de la Corte, es de una crueldad monstruosa y lo peor, es que ello no ha recibido el menor reparo del ministerio público. La tortura piscología consiste en la aplicación de “…métodos que no agreden el cuerpo ni causan dolor físico, sino que provocan sufrimientos psicológicos agudos que alteran profundamente las facultades y la personalidad.”., como lo asegura el doctor Hernán Reyes, pues dilatar un investigación o retrasar una providencia para dañar, son conductas que no le permiten al procesado ni trabajar ni descansar en paz y que en ocasiones lo llevan hasta la muerte.

https://www.icrc.org/es/doc/assets/files/other/irrc-867-reyes.pdf

https://www.dw.com/es/maltrato-psicol%C3%B3gico-tan-devastador-como-la-tortura-f%C3%ADsica/a-2387462-0

La prensa no debe prestarse para difundir la noticia que nos ocupa, en la forma en que lo hicieron los grandes diarios, quienes, al parecer, publicaron una nota del ente investigador. Es necesario “que la Prensa se morigere, por si misma, en los fallos y conceptos que emita en un caso dado; que comprenda que tiene en sus labios la voz pública, y que obre con la mayor prudencia y cautela, si no quiere ser una catapulta de errores que vayan certeros al corazón de la justicia.”, que es lo que está sucediendo y por ello la fiscalía viene de fracaso en fracaso, no obstante los ingentes esfuerzos del señor fiscal porque ello no suceda.

La prensa, simplemente por vender más, no debe aceptar sin pensar las informaciones que brinda la fiscalía. En un caso como el del doctor Galán, antes de “informar”, yo diría desinformar, al común, debería investigar un poco más, coadyuvado con ello a que brille la verdad y evitar que con su concurso se comenta un “irreparable error judicial al momento de dictar sentencia.”, como hay que reconocerlo lo ha hecho para bien, en muchas ocasiones, la revista Semana.

Como lo asegura la revista Semana en su investigación denominada Las piezas olvidadas del caso Galán, publicada el 22 de julio del 2017, hace ya tres años y medio: “Resulta sorprendente que, más allá de estas decisiones, los fiscales, jueces y magistrados que han llevado la investigación sencillamente han ignorado graves detalles claves para identificar otros determinadores del crimen.” Y no solo para identificar determinadores del magnicidio sino para identificar a otros coautores, pues el artículo de Semana detalla aportes importantísimos para el éxito del magnicidio, que increíblemente, según el semanario, no se han investigado.

Dicho de otra manera, si hasta donde me alcanza, se habla, sin pruebas, de coautoría, como es posible, que la fiscalía no hubiere ahondado, en las siguientes colaboraciones o aportes esenciales para cometer el magnicidio, de que dio cuenta la revista Semana: 1º.- En la forma en cómo se infiltró el asesino de Galán en el directorio galanista de Soacha, como lo declaró el jefe de ese directorio, al punto de afirmar que lo conoció como embolador y que le prestó una casa en construcción, para que viviera en ella y que adicionalmente le permitió trabajar en la sede de ese directorio, en el que su nuevo mejor amigo se enteraba de todo lo que allí se hablaba; concejal que igualmente declaró que el día de la manifestación, en la que murió su sobrino, vio a ese joven, a Rueda Rocha (Wilson), disparando contra la tarima en la que cayó el doctor Galán…”. Sin olvidar que este concejal incurrió en falso testimonio, como el mismo lo confesó.; 2º.- Igualmente al decir de Semana “El 19 de septiembre de 1989 las autoridades apresaron a José Orlando Chávez, quien confesó … que él sostuvo una pancarta cerca de la tarima y efectuó disparos al aire como parte del plan criminal. Delató … a su primo Enrique Chávez, y a Jaime Rueda Rochael supuesto asesino ─y al medio hermano de este, Éver Rueda. Todos fueron capturados …. Este último alcanzó a confesar que para infiltrarse en la plaza de Soacha todos recibieron, de manos de un teniente del Ejército llamado (no voy a transcribir su nombre), un carnet que los acreditaba como miembros del B2 (la inteligencia militar)….El entonces presidente del Concejo municipal de Soacha, Carlos Vargas López, reconoció con exactitud a los hombres de la pancarta en las fotografías que le presentó el juzgado. Los identificó como William Merchán y John Jairo Flórez, seguidores suyos de Granada (Cundinamarca). Pero lo realmente revelador es que además aseguró que trabajaban para él en la empresa que gerenciaba, Proindustriales, y que facilitó un bus para que los empleados pudieran asistir a la manifestación;…” lo que significa que los asesinos NO llegaron a Soacha en los carros de los escoltas del doctor Galán como alguien lo aseguró; 3º.- En las contradicciones del alcalde de Soacha, Héctor Fernando Ramírez Vásquez, quien según la revista, “…En sus declaraciones de 2009, ante la Justicia, afirmó: “…Estuvimos muy pendientes de toda la organización y toda la logística. Cuando digo ‘todos’ me refiero al comandante de la Policía, la campaña del doctor Luis Carlos estuvo atenta, iban personas de seguridad de la campaña todas las semanas anteriores al evento, reuniones que se hacían en el despacho, en el comando, el jefe de seguridad de la campaña habló con la Policía de Cundinamarca”. Ósea que todos galanistas, policías y autoridades municipales estuvieron de acuerdo en la forma que se debía adelantar y controlar esa manifestación, “…Sin embargo, en la ampliación de 2013, el exalcalde dice todo lo contrario: “La Alcaldía fue un convidado de piedra, solamente nos dejaron unas funciones de apoyo logístico” y reitera: “Para la visita del doctor Galán no coordiné nada” ¿Falso testimonio?─ “…Sucede lo mismo con otros puntos álgidos. En 2009 sostiene: “Recuerdo perfectamente que desde el día anterior hubo un decreto de ley seca, lo dicto como alcalde, lo de la pólvora estaba prohibido”, sin embargo el doctor Juan Francisco Lozano Ramírez, citado por la Corte, declaró que “…  los controles de seguridad para proteger al doctor Galán eran prácticamente inexistentes, había una turba alicorada, un ruido infernal, un reventar permanente de voladores y no se había hecho un control para evitar el porte de armas, ni había un mecanismo de requisa para quienes pretendían participar en el acto. No encontramos en ese punto ninguna persona de rango alto ocupado de la seguridad del DR. GALÁN.” Y ¿entonces por qué los galanistas o el alcalde, viendo ese desorden, no evitaron que Galán entrara a la plaza de Soacha, máxime si nada de lo que habían acordado para la seguridad del precandidato se había cumplido? ¿Por qué no se investigó a los directivos de la campaña? Y continua la revista Semana, transcribiendo la declaración del alcalde: y “en las reuniones que se hicieron fue unánime: hubo concertación en (…) que había que prohibir los letreros y las pancartas”. Lo que es contrario a las declaraciones de Montilla, como se deprende de la sentencia condenatoria del general Maza, en la que se lee que: “Luis Felipe Montilla, Comandante del Distrito de Policía de Soacha, declaró que con Torregroza se había acordado que algunos agentes de la SIJIN vestidos de civil llevarían pancartas con palos gruesos para enfrentar a la multitud si así se requería, pancartas que resultaron en manos de sicarios como José Ever Chávez Fajardo, conocido en los medios de comunicación como “el hombre de la pancarta.” Y continua el semanario, así: “…El ‘uniforme’ era claro: hombres de pantalón blanco, camisa o chaquetas claras y sombrero aguadeño. Así las autoridades identificaron a la decena de sicarios que tenían el objetivo de asesinar a Galán.” ¿Ello significa que los policías de la SIJIN que portaban pancartas y bastones que les suministró el alcalde estaban vestidos como los sicarios? Y continua Semana, refiriéndose al alcalde “ … En 2013, sin embargo, afirma no acordarse de esas decisiones y sostiene que la construcción de la tarima no dependió de la Alcaldía…”, lo que, al parecer, es contrario a lo que declaró quien la construyó. 4º.- La tarima. – La revista Semana, nos cuenta que quien la construyó declaró lo siguiente: “…Se armó una vez. A otro rato dijeron que no, que la tarima era un peligro, que había que desarmarla. Yo la desarmé. Se entraron los aparatos a la Alcaldía. Me volvieron a llamar, que había que armar la tarima nuevamente. Volví y la armé. Al rato volvieron a decir que la desarmara nuevamente (…). La volví a entrar a la Alcaldía. A la tercera vez me volvieron a pedir que sí”. Todo indica que este armar y desarmar era la forma de justificar que horas después hubiera hombres debajo de la tarima, “como revisando los andamios”, y además fue la estrategia ideal para esconder la metralleta que desataría la tragedia.”  Y agrega Semana que la tarima fue “… la pieza clave para su asesinato. Las investigaciones han demostrado que el sicario se escondió debajo y así pudo disparar con precisión mientras la pólvora y los tiros al aire confundían a los asistentes. Sin embargo, la Justicia nunca esclareció quién dio la orden de construirla, sabiendo que desde ese mismo día la existencia de una tarima ‘hechiza’ extrañó a todos.” ¿Por qué 28 años después aún no está claro quién ordenó a Mesa deshacer tantas veces la tarima y guardarla en la Alcaldía? Se pregunta el semanario.  https://www.semana.com/nacion/articulo/las-piezas-olvidadas-del-caso-galan/533379/

El asesinato del doctor Luis Carlos Galán Sarmiento no es cualquier homicidio y es increíble que luego de TREINTA Y DOS (32) años de investigaciones de ese magnicidio, los resultados sean tan pobres. Definitivamente esa investigación le quedó grande a la Fiscalía ¿Vamos a seguir investigando este magnicidio otros treinta años más, para que los nietos de los galanes alimenten sus campañas politiqueras por cuenta de ella? ¿La investigación nunca tendrá fin?

Es urgente investigar también a las demás personas que se beneficiaron con el magnicidio, pues es un hecho incontrovertible que el estado terrorífico de cosas que se vivía en el país, donde diariamente caían asesinados, ministros, gobernadores, jueces, fiscales, periodistas, ciudadanos y policías, sumado al fallido atentado contra el candidato liberal, 10 días antes de la manifestación, y a los asesinatos, a balazos, del magistrado CARLOS ERNESTO VALENCIA GARCÍA, la noche anterior a la de la muerte del candidato liberal y la del coronel VALDEMAR FRANKLIN QUINTERO, en horas de la mañana del día del magnicidio, desaconsejaban la asistencia del Doctor Galán a esa manifestación y por ello el director de la policía, el general Miguel Antonio Gómez Padilla, le ofreció al doctor Galán reforzar su escolta, a le vez que le recomendó hacer sus concentraciones en recintos cerrados y en ningún caso en las horas de la noche, pero éste no atendió a ese llamado del director de la policía, como de ello da cuenta el precitado semanario.

Si yo fuera el fiscal integraría una comisión de la verdad, de la que deben formar parte por lo menos veinte fiscales, de diferentes ciudades del país, a los que se les conceda seis meses para que rindan un informe y dos años para adelantar lo que le falte a la investigación, pues es increíble que hubiera avanzado más en ella la revista SEMANA que el ente investigador. Las críticas de la sala penal del Tribunal de Cundinamarca, en la sentencia absolutoria de dos de los “implicados” en el magnicidio, nos demuestra que la investigación no ha sido seria y mucho menos técnica.

¡Esperamos confiados en que el señor fiscal reorientara el rumbo de estas y de otras investigaciones, como la del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado que ya alcanza los 26 años persiguiendo militares, cuando las FARC ya reconocieron su autoría, tal vez porque la pena que a ellos se les impondría, por ese otro magnicidio, sería la de sembrar unas zanahorias.