La ley debe autorizar a la fuerza pública para disparar, si es amenazada con armas.

Es urgente legislar para autorizar a policías y militares a disparar sus armas de dotación, en caso de que sean amenazados, a menos de 30 metros, con cuchillos, machetes o armas de fuego, como se permite en el Canadá.

Los ciudadanos y las fuerzas del orden estamos acorralados por la delincuencia y adicionalmente por los mamertos, por la procuraduría, la fiscalía y los jueces ideologizados, sin que las autoridades hagan nada para superar la situación.

Diariamente en todas las ciudades están asesinado a los colombianos para después robarles, como se los enseñó a los delincuentes criollos, la escuela del crimen venezolana que es la misma de las farc: primero se asesina y luego se roba, primero se asesina al secuestrado que no retenido y luego se le cobra la extorsión o el rescate a la familia ─ y por esa práctica cubana inmunda, diabólica y salvaje, nació el paramilitarismo en Colombia ─ pero la policía y el ejército no se atreven a enfrentar al hampa, para evitar retaliaciones de la fiscalía o de los jueces mamertos, muchos de los cuales, al parecer, están al servicio del crimen organizado o de las guerrillas.

Los ciudadanos tampoco se pueden defender por las mismas razones y porque no tienen armas de fuego para hacerlo. Recientemente la prensa dio cuenta de un asalto a la residencia de un ganadero en la ciudad Barranquilla, residencia a la cual ingresaron, en horas de la madrugada, 10 maleantes armados hasta los dientes, destruyendo para ello una reja y alcanzaron a balear, sin causarle la muerte, a la señora de esa casa; el ganadero reaccionó con un arma de fuego y los puso en retirada, pero uno de ellos, al que el ganadero alcanzó a lesionar, se desangró y murió en la calle, porque sus socios y “amigos” lo abandonaron y allí encontraron las autoridades su cadáver.

¿Qué hace un hombre desarmado frente a esta situación? Esperar a que lo asesinen con la técnica venezolana: Asesina y luego roba, como está sucediendo diariamente en todo el país y, de manera dramática, ello frente a la mirada indolente, perezosa e incompetente de los jueces y fiscales de mármol.

Hay que adoptar reglas claras y para ello se requiere: 1º.- que los policías graben todos sus operativos; 2º.- legislar, en el sentido de que un policía no puede golpear a ningún ciudadano, salvo que alguno de ellos lo golpee, caso en el cual el policía o el militar también puede defenderse a los golpes, como sucedió recientemente con un atarbán, quien frente a un llamado más que respetuoso de un policial, lo golpeó en la cara y este le devolvió el golpe. 3º.- autorizar a los militares y a los policiales, para que si alguien les esgrime un arma blanca o de fuego, a menos de treinta metros, le puedan disparar, como lo permite la legislación del CANADÁ y como sucede en todas las capitales del mundo civilizado donde no hay mamertos criminales legislando, pues las autoridades hay que respetarlas en todas partes del mundo, bien sea por las buenas o por las malas.

Eso sucede igualmente en Rusia, en China, en Corea del Norte y en Cuba, donde los desaparecidos y los falsos positivos son mayores que en Colombia, pero allá nadie puede hablar, pues no hay prensa libre, que es la que les permite a los mamertos joder aquí y a quienes solo les interesa el caos y la defensa del hampa, pues combinan todas las formas delictivas de lucha, para llegar al caos y tomarse el poder, al fin y al cabo son criminales.

Los policías son enviados injustamente al matadero, con la orden de llevar una rosa para defenderse de un machete o de un arma de fuego, como lo vimos recientemente, en un video en el que se notaba el temor de un policial por defenderse, quien, desesperado, finalmente, se vio en la necesidad de dispararle en una pierna a su agresor, luego de que el delincuente le pegó un machetazo a otro policía y se devolvió para atacarlo a él, con el mismo machete. Así actúan los indios del Cauca, los prohijados de Petro, unos salvajes. ¡No hay derecho!

Coletilla 1: Lleguen mis más sinceros agradecimientos al FBI, por sus esfuerzos y muy valiosos aportes para la captura y la judicialización de una inmunda banda de asesinos, dedicada al secuestro y a los paseos millonarios en la zona rosa de la ciudad de Bogotá, denominada Los Tomaseros y mi ruego respetuoso, a esa agencia, para que interceda ante su gobierno, a fin de que mantenga la solicitud de extradición en contra de los integrantes de esa banda, ello para evitar que los manden a chupar whisky al burdel de Monsalve en La Picota o los liberen, para que sigan “trabajando”.

Coletilla 2: De todos los crímenes de La Picota y de La Modelo son responsables los jueces de penas, el Ministerio de Justicia y las autoridades carcelarias, por permitir que sean los líderes del crimen organizado, quienes las administren y por no acatar los múltiples llamados de la Corte Constitucional, para acabar con ese estado de cosas inconstitucional. El Inpec es un asco.