Los ataques de Wom y Katherine Miranda a la Iglesia Católica

El nuevo operador de telefonía celular, Wom, al parecer, está siendo investigado por la Superintendencia de Industria y Comercio, por utilizar presuntamente publicidad engañosa, para vender sus productos y por haber transgredido igualmente las normas de protección al consumidor.

SI WOM utilizó o no publicidad engañosa o si violó o no las normas de protección al consumidor, es asunto que debe dirimir la Superintendencia.

Lo que me parece de ofensivo y pésimo gusto, es que Wom utilice una cuña de televisión que muestra a unos recién casados, acompañados de un sacerdote y de otras personas bien puestas, que ingresan a un salón donde se desarrolla una orgía, con marrano incluido, y al encontrarse con esa escena, el sacerdote le guiña el ojo a una prostituta, pues ello no promueve en ningún caso la venta de un servicio telefónico y lo que demuestra es que los directivos y los publicistas de esa empresa no respetan los valores religiosos de pueblo al cual le pretenden servir, ello al permitir que se burlen de los valores religiosos de los católicos y se ridiculice a uno de sus ministros, porque el traje si hace al monje, en cuanto induce en error (error comunis). Yo no soy musulmán pero sería incapaz de burlarme de Mahoma o ridiculizarlo como lo hicieron los guaches de Charlie Hebdo y por esos los asesinaron.

Katherine Miranda, la parlamentaria de los verdes, quien, como Fajardo, al parecer, no cree en Dios y odia a las iglesias como los cubanos comunistas, no tiene ni idea de cómo funciona la Iglesia Católica y sin embargo anda con el embeleco de cobrarles impuestos a las iglesias por igual, como que todas fueran iguales.

Los pastores protestantes presionan y de que manera a sus fieles para que les paguen diezmos y a fe que muchos de esos pastores se han enriquecido, pero los sacerdotes católicos no lo hacen en la forma en que lo hacen aquellos. En la Iglesia Católica paga el que quiera, cuando quiera y es tan poco lo que pagan, que las gentes confunde esas ofrendas al Señor como vulgares limosnas.

Lo que los católicos depositamos en el cepillo o en la canastilla de una iglesia, no es limosna, pues nuestro señor Jesucristo no es un limosnero, es la ofrenda que le hacemos a Dios, para que el templo y la Iglesia puedan funcionar, para que el sacerdote pueda comer, pues, como decía San Pablo: “El que trabaja en el altar vive del Altar”; o será ¿qué los sacerdotes se deben dedicar vender productos de marihuana como el hijo de Santos, para enriquecerse.

Recuerdo que mi padre, Agustín Jaramillo Londoño, hace algunos años, preocupado porque tenía noticias de que el párroco de la iglesia de Santa María de los Ángeles, un santo, quien ya murió, pasaba hambre ─ como pasan hambre muchos sacerdotes, religiosos y religiosas en Colombia─ un domingo tomó el cepillo, recogió el mismo la ofrenda, la contó en presencia de la comunidad y ésta no alcanzó la suma de quince mil pesos y entonces, volvió a pasar el cepillo y la ofrenda mejoró. Creo que los obispos deberían ordenar que luego de cada ceremonia, se cuente en público la suma de lo que se depositó en los cepillos, a ver si así los “fieles”se avergüenzan un poco y, lo más importante, para que si la suma que se recibe es irrisoria ordene volver a pasar el cepillo.

Foto de Thgusstavo Santana en Pexels