UN CORAZONCITO EXTRADITADO

Foto de Alexandro David.

“Injusticias de la Justicia”

Al oído de la Corte Constitucional

“No se escribe siempre para decir cosas nuevas, sino para recordar las ya sabidas a los que las tienen olvidadas, o para enseñárselas a los que, por no acudir a las fuentes, las ignoran por completo.” Juan Valera y Alcalá-Galiano

“Dichoso el que puede vivir sin rencores
Dichoso el que un día, aprendió a perdonar
A mí me perdieron falsos y traidores
Y solo hay un Dios, que me puede juzgar
Eduardo Maradei

La súplica que una niña le envió al presidente Petro, para evitar la extradición de su madre, con fundamento en la incumplida promesa de campaña de éste, la consistente en que quienes negociaran con el Estado no serían extraditados, me tocó el corazón; pero la fría respuesta de sus burócratas, no a la niña ─ cuyos derechos para aquellos no tienen valor alguno, pues esa niña es invisible para el sistema─ sino a su  progenitora, me hizo ratificarme en mí dicho, el de que quien, para mal, rige los destinos de esta republiqueta no tiene el alma de un humanista sino la de un frío dictador sanguinario como la de Daniel Ortega.

“Yo… te quiero suplicar de corazón que evites la extradición de mi madre, quien se encuentra recluida en la cárcel de El Buen Pastor, en Bogotá, ya que mi mamá es de gran apoyo en mi vida y la necesito.” “Si en Bogotá me queda difícil (verla), no me imagino en otro país. Le ruego, señor presidente, escuche mi súplica”.

Hasta donde me alcanza la niña no recibió respuesta alguna del primer mandatario, lo que era de esperarse, máxime cuando él lo que desea es que la niña crezca con el mayor odio cubano posible, el odio criminal que difundió el Che, en su manual de guerrillas para salvajes y violadores de derechos humanos.

La niña merece una respuesta del gobierno, el que debería asesorarse de algún magistrado amigo de la Corte Constitucional para proyectarla. El lenguaje que utiliza la Corte para hablarle a un menor en uno de sus proveídos es plausible. Las bellas palabras que utilizó la Corte las pueden leer en el siguiente enlace (link) :

https://www.infobae.com/america/colombia/2022/09/20/corte-tutelo-los-derechos-de-un-nino-que-pidio-que-le-entregaran-la-pension-de-su-madre-y-publico-un-particular-fallo-para-el/

La madre de la menor recibió, como también era de esperarse, la respuesta de un burócrata, una respuesta bien fría: las actuaciones adelantadas se han desarrollado con plena observancia del debido proceso y demás derechos fundamentales”; la típica respuesta de los jueces de mármol, como magistralmente nos los recuerda Eduardo Maradei en su tango “Volver a empezar”, en aquella hermosa estrofa que reza, así:

“Con sombras de cárcel lavé mi pecado
Si acaso la cárcel lo puede lavar
Los jueces de mármol nunca comprendieron
Que a veces la vida te obliga a matar…”

Y no solo a matar, a prevaricar, a traficar con drogas o a cometer toda suerte de delitos.

Se mata o se prevarica por el hambre y la desnudez de los hijos ─Elogio de los Jueces páginas 235 y 236─, se trafica igualmente por hambre y por esa desnudez, buscando un futuro mejor; por falta de educación o por falta de oportunidades, si se quiere, o, simplemente, por ambición desmedida o enfermiza. Un buen número de los “personajes” que están llegando a las posiciones de poder en Colombia (gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos, ministerios, embajadas, etc.) lo han logrado gracias al narcotráfico y a la comisión de toda suerte de delitos inconfesables o ¿me equivoco, doctor Petro? y por ello nuestro actual presidente, refiriéndose a las guerrillas narcotraficantes, sostuvo, durante mucho tiempo, en lo pertinente, que, “…la guerrilla de ese entonces y la guerrilla de hoy, que es diferente, han cometido delitos de lesa humanidad, que en Colombia llamamos delitos atroces, incluso hoy, más que nunca, cometen delitos de narcotráfico que son delitos comunes. ¿Significa esto que deben ser indultados? No y la sociedad colombiana no puede permitir que, entonces, se perdonen delitos de lesa humanidad en Colombia, porque lo que está haciendo no es cerrar la guerra, lo que está abriendo son las compuertas para que nuevos y nuevos personajes en el futuro inmediato y más allá cometan delitos peores de los que actualmente se están cometiendo…” Hoy, el primer magistrado, agudizando la contradicción y de facto, defiende ese accionar criminal y está dispuesto a perdonar a toda suerte de delincuentes adinerados, pero no a atender a la súplica de una niña.

Pero insisto lo importante son los “derechos” constitucionales de la niña, pues ¿qué funcionario estatal va a hacer cumplir las mentiras que se consignaron en el artículo 44 constitucional, aprobado por los del M- 19, me refiero a las que resalto en negrilla, a saber: 

Art 44.- Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violenciafísica o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás.” 

¿Dónde queda el Código de Infancia y Adolescencia (Art 9)? ¿Dónde quedan los derechos, a los que se refiere el artículo tercero de la convención de derechos del niño de 1989, suscrita por Colombia: “…3. Los Estados Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño”? ¿Es todo lo anterior letra muerta? Yo creo que sí. ¿Quién le va a brindar una respuesta a la niña, una respuesta que salga del corazón de un buen servidor y no de la panza, atiborrada de whisky, cuando no del cerebro embrutecido por la coca, de un burócrata?

Entiendo la política de extradición y es claro que, lamentablemente, de este mecanismo no se ha podido prescindir, porque en Colombia NO existe un sistema carcelario digno, sino unas marraneras como las cubanas, las nicaragüenses o las venezolanas, siendo las colombianas las peores, pues internamente las administran los delincuentes comunes y no los del Estado y porque nuestras porquerizas ya no se pueden hacinar con más salvajes como los del tren de Aragua, entrenados en el odio del Che para torturar, descuartizar y celebrar las muertes de sus víctimas, para luego embolsarlas y abandonarlas en una calle cualquiera, pues ello sería una amenaza para nuestro muy débil sistema judicial o, con otras palabras, solo basta con recordar al salvaje de Pablo para reforzar el argumento. ¿Serán las bandolas, como la del tren de Aragua, las que le está enviando Maduro a Petro, para fortalecer los colectivos en Colombia? !Qué asco!

La adopción de una política carcelaria seria nos urge, pues en los Estados Unidos, “…2,3 millones de presos y 400.000 oficiales de correccionales (y ni hablar de sus familias) viven y trabajan unos junto a otros…” dice el Washington Post.  En Colombia hay 123.434 presos ─ confinados en 134 cárceles─ y 6.000 guardianes de prisiones, delinquiendo juntos.

Debemos ser conscientes de que las soluciones de odio e incivilidad como la pena de muerte o la extradición no pueden acabar con el narcotráfico, promovido por USA ─ pues esta poderosa nación promueve las plantaciones y la venta de mariguana─ Argentina, China, Rusia, Cuba, Venezuela, Méjico y Colombia, sino que sus efectos colaterales destruyen las vidas de inocentes, como la de la niña a la que me refiero, pues las penas tocan y de que manera a los familiares de los condenados. ¿Cómo no va a sufrir igual la madre inocente que sabe que su hijo será sometido a la pena de muerte o que será extraditado y que nunca habrá de volverlo a ver en lo que le resta de vida? ¡La crueldad no puede ser justicia!

Bien lo ha resumido Amnistía Internacional, resumen que ajusto, a mi manera, con letras en bastardilla y negrilla, para extender su resumen a la práctica de la extradición, así: “La práctica de la pena de muerte…” o la de la extradición, contradicen “…el derecho a la vida o el derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Es cada vez mayor el consenso acerca de la abolición universal de la pena de muerte…” y de la extradición sin medidas humanitarias para los terceros a lo que se extiendan sus efectos.

Y en la posición inicial de Petro, en la que afirma que no se debe indultar a las guerrillas narcotraficantes, que no es la suya hoy en día, coincide la doctora Elda Patricia Correa Garcés, ex magistrada y profesora de derecho penal de la Universidad de Medellín, quien no comparte totalmente mi posición, al asegurar que “…El asunto se complica cuando la imposición de las penas no es para todos, pues se reserva para los contradictores políticos y para el común, ello mientras que una élite seleccionada adquiere licencia de corzo para todas las atrocidades delictivas imaginables. Con otras palabras, cuando el principio de igualdad ante la ley se fractura para beneficio de una casta delincuencial, la que se hace, por ese medio, al poder político, ya no es posible justificar la imposición de ningún tipo de pena, para ningún delito, a nadie. Eso es lo que está creando la JEP, y puede ser el riesgo de la cacareada paz total con las bandas criminales…”

Es cierto y en ello difiere la exmagistrada de mi posición “…en que los primeros que debieron pensar en los derechos de sus hijos y de la situación precaria a la cual podrían verse sometidos esos inocentes son los mismos delincuentes, los narcotraficantes, pues es bien sabido que la aplicación del derecho penal es una tragedia humana a muy diversos niveles:  la de las víctimas o perjudicados (por un homicidio o por un secuestro o por un tráfico de estupefacientes ), la del mismo procesado, sus familiares y amigos, la de la sociedad y la misma miseria del proceso penal y su culmen la ejecución de la pena”, como lo afirma la doctora Correa Garcés; miserias que nos recuerda el mismo Francesco Carnelutti en su obra “Las miserias de derecho penal

Pero ni en el caso de la niña, ni en ninguno otro diría ésta penalista, “…a no ser en los estados de necesidad manifiesta de salvar de la indigencia a la familia, podría excusarse la aplicación de las consecuencias penales, fundándose para ello el operador, en los derechos de los hijos del procesado. Pues ante la ausencia por condena de uno de los padres, debe el otro o el grupo familiar extenso entrar a tutelar a los menores. Solo si el niño o niña no cuentan con otra persona, que supla sus necesidades podría excusarse al padre/madre cabeza de familia.” ¿Esto se analizó por los operadores de la extradición, para el caso en comento?

Mi consejo a la niña, si por casualidad llega a leerme, es el siguiente: Escríbele al presidente Joe Biden y déjame conocer su respuesta, pues estoy seguro de que él si te contestará y si no lo hace intenta una tutela. No dejes de hacerlo, pues te puedes llevar una gran sorpresa. No pierdas la fe y rézale a la Virgen. ¡Tu causa es justa!